Las motivadoras clases de los caballos Melocotón y Manso en el colegio Edes, de Tapia

Publicado el 13-02-2023

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Las motivadoras clases de los caballos "Melocotón" y "Manso" en el colegio Edes, de Tapia - La Nueva España Javi aguarda con una sonrisa de oreja a oreja, mientras Jorge se mueve nervioso, sin poder ocultar su emoción. Es lunes y en el colegio de educación especial Edes toca la visita de “Melocotón” y “Manso”, dos preciosos caballos que ejercen de singulares “docentes” durante un par de horas a la semana. El centro educativo tapiego comenzó, el pasado noviembre, a desarrollar sesiones de equinoterapia en sus instalaciones de El Cabillón y los resultados no pueden ser más positivos. “Los chavales están muy motivados y, a través de la actividad, nosotros podemos trabajar muchos aspectos, desde la comunicación al fortalecimiento de la musculatura. El vínculo que se genera entre el alumno y el caballo es una maravilla”, apunta la directora del colegio, Isabel Sabucedo

Javier acaricia a Manso en presencia de María Jesús Pérez y Aurelia Freije. TANIA CASCUDO

 

El centro tuvo hace años una experiencia previa con la terapia asistida con caballos que no tuvo continuidad en el tiempo y buscaba la manera de retomarla, ya que, además, era una demanda de las propias familias. El desplazamiento a un equipamiento ecuestre no solo era más costoso, sino que les generaba más dificultades desde el punto de vista logístico, así que no se lo pensaron dos veces cuando el equipo del centro hípico La Frontera, de Castropol, les planteó la opción de hacer la actividad dentro de sus propias instalaciones y aprovechando el terreno de la Finca El Cabillón. Gracias a la financiación de la asociación de madres y padres de alumnos (Ampa) de Edes, en noviembre comenzaron las sesiones de la mano de los monitores Noel Fernández y Aurelia Freije. “Tienen una paciencia enorme y buen ojo. Enseguida hubo buena conexión con los nenos y estamos muy contentos con ellos”, apunta Sabucedo. El sentimiento es mutuo, ya que el equipo de La Frontera también se muestra encantado con esta iniciativa. “Es una experiencia muy positiva, casi más desde el plano personal que desde el profesional. Vemos la rápida evolución de los chavales y eso nos llena de satisfacción. Es muy gratificante trabajar con ellos”, señala Noel, que lleva cinco años al frente del centro hípico castropolense.

 

Jorge Suárez se prepara para montar. TANIA CASCUDO 

El caso de Javi (Javier Suárez) sirve para explicar la buena acogida de la actividad, que reporta grandes beneficios para las personas con discapacidad. “La primera vez que vinieron los caballos lloró, al segundo día ya se subió y ya no hay quien lo baje. Ahora pasa lo contrario, que llora si el caballo para. Cuando el lunes llega al cole le anticipamos, a través de fotografías, que toca la visita de los caballos y ya le cambia la cara y sonríe. Además, su familia nos dice que el día de la sesión llega a casa contento y relajado”, detalla la directora.

Javi sonríe a Aurelia subido a "Manso".

T. Cascudo La fisioterapeuta del colegio, María Jesús Pérez, añade que también se ven avances en materia postural: “Las primeras veces Javi iba muy rígido y ahora ya se le ve relajado. Si no fuera algo agradable para él no iría así. Una vez que lo probó y vio lo que era, ahora lo disfruta”. A este joven, que habitualmente va en silla de ruedas, la ruta en caballo le permite mejorar la postura corporal, además de los buenos resultados en materia comunicativa. “Con el movimiento rítmico del caballo trabaja el equilibrio y, a la vez, fortalece la musculatura abdominal y espinal”, añade Pérez.

Un momento del paseo de la alumna Alba Ferrándiz. TANIA CASCUDO  Javi realiza la ruta sin silla de montar para tener un contacto más estrecho con el animal y acompañado por la fisioterapeuta y los dos monitores, pero los chavales con menos dificultades de movimiento pueden realizar el paseo casi sin acompañamiento. Es el caso del franquino Jorge Suárez, que ya había disfrutado de experiencias previas con la equitación y ya conoce los pasos previos necesarios para iniciar la ruta, como ensillar al animal o colocarse el casco. “Va solo y cada vez es capaz de hacer más cosas como subir casi sin ayuda al caballo, incluso trotó algún día”, señala Noel Fernández. Las docentes de Edes destacan la importancia de este aprendizaje, ya que los chavales entienden “que tienen que realizar estos pasos previos y seguir las indicaciones de los monitores para lograr la recompensa que supone el paseo a caballo”.

Jorge Suárez pasea en Melocotón acompañado por Noel Fernández. TANIA CASCUDO

Explica Noel Fernández que, habitualmente, la sesión empieza con una aproximación al animal, permitiendo primero a los chavales acariciarlos o cepillarles la crin. “Al principio hacen solo eso y después ya se van subiendo. Además, es increíble ver cómo se comportan los caballos con ellos. Al ver que los chavales son inofensivos, bajan las pulsaciones y están tranquilos”, añade el profesional. Está encantado también con la ruta por la Finca El Cabillón, dedicada a la agricultura ecológica. Además de la belleza del entorno, dispone de una senda circular por un terreno irregular ideal para montar a caballo, pues obliga a los chavales a corregir continuamente su postura. Dos escolares disfrutando del paseo. TANIA CASCUDO La terapia equina es una de las muchas actividades que ofrece el colegio Edes, que este curso cuenta con una matrícula de 37 escolares de diferentes puntos de la comarca asturgalaica. A los talleres de cocina, comercio o huerto se suman actividades como natación o terapia acuática que realizan en las piscinas de Navia y Tol, respectivamente. Es mediodía y “Melocotón” y “Manso” terminan su clase en Edes, donde los alumnos les esperan cada lunes con los brazos abiertos y una enorme sonrisa