Fina Uría es la hermana de Justo, de 55 años y con una discapacidad provisional y revisable debida a sus problemas psíquicos. Tras un contrato previo de sustitución para cubrir a un trabajador de baja, Justo acaba de incorporarse a la plantilla del Centro Especial de Empleo (CEE) Finca El Cabillón, un trabajo que le encaja a la perfección.

-Para quién no le conozca ¿quién es Justo?

-Es uno de mis tres hermanos. Es una persona tímida a la que le cuesta socializar, pero que ha desempeñado a lo largo de su vida diferentes trabajos, tanto ligados al sector forestal como al de la construcción. Llevaba una temporada con problemas, dedicado a la casa y al cuidado de nuestra madre, y Fundación Edes le ha dado una oportunidad que le viene muy bien.

-¿Había tenido experiencias previas ligadas a la agricultura?

-Nosotros venimos de pueblo y del mundo agrícola, somos naturales de Uría (Ibias). Esto era lo suyo, porque nos criamos entre plantas y bichos.

-¿Está satisfecho entonces?

-Está contento. El trabajo le permite salir de casa, tener un horario, una rutina y un salario, que le viene genial para sus cosas. Con un trabajo tiene presente y futuro y merece mucho la pena.

-¿Qué valor le das al trabajo de Fundación Edes?

-Creo que en esta zona somos unos privilegiados, por vivir en un concejo pequeño que cuenta con dos entidades como Fundación Edes y Fraternidad. Ya no es solo que existan estos recursos sino cómo se gestionan. En los centros grandes, los usuarios son un número, pero aquí hay un trato muy cercano y personal, mucho cariño. Su trabajo tiene un valor incalculable y me da pena que haya gente que no lo valore.

-¿Qué le diría a otros familiares de una persona con discapacidad y posibilidad de acceso a un empleo adaptado?

-Hay gente que cree que ocultando el problema deja de existir. Estas personas pueden estar muy  bien en centro así. En los tiempos que vivimos no se entiende, pero sigue habiendo un estigma sobre las enfermedades mentales.