“El voluntariado me ha ayudado a crecer como persona y a valorar las cosas realmente importantes de la vida”
Publicado el 02-11-2013
Hace un lustro que Leticia Fernández tomó la decisión de convertirse en voluntaria en Fundación Edes, aunque en la entidad todos la conocen como ‘Leti Otur’ ya que es natural de esta localidad valdesana, concretamente de Canedo. Fernández es maestra de Educación Especial y de Educación Infantil y este curso está trabajando como tutora de infantil en el colegio José García Fernández de Luarca. A punto de cumplir 25 años, esta valdesana ha decidido cerrar su etapa como voluntaria, faceta de la que nos habla a continuación.
EDES. ¿Por qué y cuándo decidiste hacerte voluntaria?
LETICIA FERNÁNDEZ. Soy vecina de Alba, antigua alumna de Edes. Me crié cerca de ella y pasé muchas tardes en su casa con su familia, así que conocí Edes desde pequeña. Con el paso del tiempo decidí estudiar Educación Especial, no sé muy bien el por qué, pero creo que Alba tuvo bastante que ver. Un día hace algo más de 5 años, decidí visitar el colegio con su abuela Aida y fue entonces cuando comencé mi andadura como voluntaria de la Fundación.
E. ¿Cómo recuerdas la primera vez como voluntaria?
L. F. Recuerdo que comencé el verano de 2008, en el Centro de Ocio. El primer día estaba un poco cortada, creo que era normal, pero con el paso de los días ya me fui soltando. Luego empezó el curso y con él las salidas de ocio. La primera fue a la feria de la miel a Boal. Fue bastante intensa, pero me lo pasé fenomenal. Llegué a casa encantada y sobre todo, muy ilusionada.
E. ¿De qué manera esta experiencia ha influido en ti como persona?
L. F. Creo que ha sido una experiencia única y muy enriquecedora que guardo y guardaré siempre en mi memoria. Me ha ayudado a crecer como persona y, aunque resulte muy típico, me ha enseñado a valorar las cosas realmente importantes de la vida. He aprendido mucho de todos y cada uno de los chavales y cómo no, de todas las familias con las que he compartido algún que otro momento. De ellas me llevo su fortaleza, su amor propio y su espíritu de lucha constante. Y cómo no, de mis “jefas” y mis compañeros voluntarios, me llevo la organización, el trabajo en equipo, la ilusión y sobre todo su amistad, que es una de las claves fundamentales para que funcione este equipo de voluntarios.
E. En estos años como voluntaria ¿ha mejorado la respuesta de la gente hacia las personas con discapacidad?
L. F. Bueno, es una pregunta difícil de responder. Es cierto que muchas veces la gente se nos queda mirando, cuchichea a nuestro paso…Pero también es verdad que cada vez, con el tiempo y gracias al trabajo de las campañas de concienciación ciudadana, la situación se está normalizando.
E. ¿Qué le dirías a la gente indecisa para que se anime a probar?
L . F. Que es una experiencia increíble y muy enriquecedora, de la que puedes aprender y en la que puedes compartir tu tiempo libre con otros chicos, chicos especiales que se suele decir, pero al fin y al cabo, todos somos especiales, de una u otra forma. Les diría también que ellos te enseñan a luchar, a sonreír, a disfrutar de las pequeñas cosas y, en definitiva, te hacen darte cuenta de lo importantes que pueden llegar a ser valores como el respeto, el compromiso y la amistad. Por último, les diría que se comprometan realmente y no abandonen a la primera de cambio.
E. ¿Por qué decides cerrar tu etapa como voluntaria?
L. F. Siento mucha pena, pero creo que es el momento de cerrar una etapa en mi vida y comenzar otra nueva. Este verano me he casado y ahora se abre otra puerta en mi vida. También el año pasado me despedí de mis niñas y compañeras de gimnasia rítmica, deporte que he practicado desde que era una niña, al que ahora ya no le puedo dedicar tantas horas como requiere y algo parecido sucede con el voluntariado. Pero prometo estar en contacto con la Fundación y seguir compartiendo momentos, con todos y cada una de las personas que forman parte de esta gran familia que es Edes. Ni que decir tiene, que pueden contar conmigo para cualquier cosa y que, por supuesto no es un adiós, sino un hasta siempre.