Escuela de Familias: En busca del equilibrio emocional de nuestros hijos-as
Publicado el 11-07-2013
En la última sesión se abordaron estrategias y pautas para mejorar la comunicación y la relación
entre padres e hijos
La última sesión de la Escuela de Familias sirvió para conocer cómo funcionan los procesos emocionales y la importancia que tienen en una relación de calidad con nuestros hijos. Muchas veces nos cuesta comprender sus conductas y el componente defensivo que puedan tener, porque normalmente lo que vemos no es lo más importante, sino
lo que está pasando en el cerebro en ese momento. Es como el humo. Nos avisa de que hay fuego, aunque el humo no es lo importante, lo importante es el fuego. Si encontramos el fuego y lo apagamos, el humo desaparecerá, pero si intentamos disipar el humo sin apagar el fuego, el humo volverá a aparecer.
El problema es que reaccionamos “soplando el humo” que aviva el fuego emocional que todos tenemos dentro, en lugar de ayudar a apagarlo. Nuestro papel como
padres y madres en el equilibrio emocional de nuestros hijos e hijas es fundamental.
Por eso debemos tener una cosa clara: ¡Somos los mejores padres que nuestros hijos/as pueden tener!
Reflexionamos también sobre nuestro papel como padres y madres, tratando de identificar algunas pautas de actuación útiles para ayudar a construir esa autoestima e identidad y mejorar la relación con nuestros hijos/as. Para ello revisamos algunas creencias que tenemos respecto a lo que significa ser
buenos padres. Dichos pensamientos nos hacen actuar de la manera que lo hacemos y no nos permiten mejorar.
Es muy importante la interpretación que hacemos de lo que les pasa a nuestros hijos/as. Se reflexionó sobre lo necesario (y a veces difícil…) que es ponerse en su lugar utilizando la empatía y conociendo cómo funcionan nuestros procesos emocionales.
Comprender y aceptar a nuestros hijos e hijas tal y como son es fundamental. En este sentido es clave ser consciente de qué cosas dependen de nosotros como padres y cuáles dependen de nuestros hijos, sin olvidar que no podemos controlar todos sus comportamientos. Hemos visto que eso nos ayuda a tener menos malestar inconsciente por aquello que se nos escapa y a tener menos sentimiento de culpa. Ambos sentimientos no son positivos, porque nos llevan a utilizar el grito o el chantaje emocional, herramientas que sólo “avivan el fuego” y no ayudan a crear un vínculo de calidad con nuestros hijos/as en el que se sientan seguros y hagan las cosas por sí mismos.
Por último, reflexionamos sobre la diferencia entre el castigo y los límites y la aplicación de consecuencias. También se abordó la importancia de que nuestros hijos puedan anticipar las consecuencias teniendo bien claros los límites y las normas, y siendo congruentes con ellas.
Os dejamos algunas pistas para establecer ese vínculo de calidad con nuestros hijos-as en base a tres pasos que todos podemos dar:
- Saber escuchar a los hijos-as.
- Entenderlos aunque no estemos de acuerdo y después decir lo que pensamos.
- Anticipar lo que haremos durante el día o en una situación determinada sin engañar nunca.
- Dedicar 10 minutos de juego que sean anticipados y cumplirlos siempre sin condiciones.