La visión de una madre
Publicado el 02-07-2012
"Siempre confías en que mejore, esperas un milagro que no termina de aparecer".
Aurora Canto tuvo hace veinte años, sin esperarlo, un parto gemelar. Los médicos que la atendieron no sabían que había dos bebés en camino lo que provocó en el segundo, Miguel Alonso, una parálisis cerebral. Desde los dos años Miguel acude a diario al colegio Edes, por eso su marcha el próximo junio será difícil para todos. Miguel y su familia cerrarán este año una etapa importante de sus vidas y deberán enfrentarse a un futuro, de momento, incierto.
-¿Cuándo supo que Miguel tenía problemas?
-Tuve un parto gemelar y no sabía que había dos bebes, ni yo, ni los médicos. En el parto el segundo bebé sufrió una falta de oxígeno, aunque cuando nació me dijeron que estaba bien. Pero el caso es que lloraba sin parar, día y noche. Le hicieron pruebas y pruebas y lo único que decían los médicos es que tuviese paciencia que tenía un niño llorón.
-¿Cuánto tardó en saber que tenía parálisis cerebral?
- Le hicieron muchas pruebas y al principio me decían que no era nada, que era muy poco lo que tenía y que no se le iba a notar. Un día decidimos ir a un pediatra a Ribadeo que tenía muy buena fama y fue el que me abrió los ojos. Me dijo que ese llorar monótono no le gustaba nada.
-¿Cómo se enfrenta una madre a una noticia así?
-Al principio no lo crees. Aceptarlo supone un proceso largo. Siempre confías en que mejore, esperas un milagro que no termina de aparecer y además cada vez es más difícil.
-¿Llega a aceptarse?
-Sí, pero necesitas muchos años. Lloras muchas veces y te preguntas por qué a ti. En los primeros meses estaba como atontada. Por un lado porque te llegan dos niños de golpe que no esperabas y por otro porque uno de ellos no deja de llorar y, si tenía un poco de tiempo, era para dormir un poco. Hasta los siete meses que empezó a medicarse y se normalizó todo un poco no empecé a pensar en ello.
-¿Cómo cambia la vida la llegada de una persona como Miguel?
-La cambia totalmente. No puedes disponer de nada ya y toda la vida gira a su alrededor. Necesita atención 24 horas y eso es algo agotador. Yo sé que esto no lo hace nadie más que unos padres.
-¿Cómo es la relación entre hermanos?
-Es una relación estupenda. El hermano juega mucho con él y Miguel se asusta al principio porque es muy miedoso pero luego se ríe. Su hermano no entiende que le haya pasado eso a Miguel y se cabrea mucho cuando piensa en ello.
-Háblanos de Edes ¿Cómo fue el primer día?
-El primer día que vine y vi a todos los niños me llevé un impacto enorme. No estaba acostumbrada al mundo de la discapacidad y pensar que había tantos casos me dejó impactada. Pero después muy bien y además es muy terapéutico porque conoces a otros padres con los mismos problemas que tú. Ellos son los que realmente te comprenden. La gente de la calle sólo sabe decir eso de "meu probe". Me cabrea mucho porque mi hijo es un niño feliz y además se le nota porque es muy expresivo.
-¿Miguel se adaptó bien a Edes?
-Muy bien. Centros como Edes no son importantes, son vitales. Él viene encantado y la madre queda encantada, los dos necesitamos esas horas de respiro.
-El año que viene se marchará de Edes ¿a dónde irá?
-Creo que irá al Centro de Apoyo a la Integración (CAI) de Navia, aunque de momento desde la administración me dicen que no hay dinero e igual no le dan plaza. El centro tiene buenas instalaciones y creo que Miguel estará bien, aunque no tiene servicio de fisioterapia que es muy importante para él.
-¿Cómo ve el futuro de Miguel?
-En principio y mientras pueda estará conmigo. Y con el tiempo tendrá que ir a un centro, las cosas son como son.