Número 44
Publicado el 27-03-2014
El objetivo es que los chicos-as con diversidad funcional puedan disponer de espacios de ocio normalizados en los que poner en práctica los conocimientos adquiridos en el aula
Nuevas caras y mucha ilusión para un proyecto consolidado. El programa de Ocio y Tiempo Libre de Fundación Edes acaba de emprender una nueva etapa con la renovación de buena parte del equipo de voluntariado que hace posible este servicio fundamental para los chicos y chicas con diversidad funcional de la comarca. Teresa Castellanos, Modesto Bermúdez, Laura Julieta Riopedre y Alejandro Fernández ponen rostro a un programa que ahora, desde Fundación Edes, coordina Yeray Blanco. Sin embargo, pese a la renovación del equipo, todos coinciden en que su meta es continuar con el trabajo desarrollado en los trece años de historia de esta iniciativa, convertida ya en un referente.
En el año 2001 Fundación decidió crear el programa de Ocio y Tiempo Libre con el objetivo de promover actividades de ocio fuera de las instalaciones de El Cabillón y desvinculadas del equipo de profesionales que trabaja en el colegio Edes. En las salidas programadas los-as chicos-as tienen la oportunidad de poner en práctica los aprendizajes adquiridos en el aula y hacerlo en un ambiente normalizado y en compañía de sus amigos. Pieza fundamental del programa es el equipo de voluntarios que, de manera altruista, comparte sus ratos de ocio con los jóvenes con diversidad funcional facilitando su integración social y su desarrollo personal.
Teresa, Modesto, Laura Julieta, Alejandro y Yeray trabajan juntos desde finales del año pasado y se muestran ilusionados con el proyecto. Se reúnen una vez al mes para planificar y evaluar las actividades y con la meta puesta en que las propuestas respondan a las inquietudes de los propios jóvenes. “A los 14-15 años empiezas a salir y ellos, especialmente en una zona rural como esta, lo tienen difícil para quedar con sus amigos del colegio. Lo que hacemos es facilitar que lo puedan hacer. Al final lo que quieren es pasar el tiempo libre con sus compañeros como cualquiera a su edad”, precisa Laura Julieta.
Planifican con dos metas claras: lograr la autonomía de los chicos-as y romper con las situaciones de desigualdad que las personas con diversidad funcional padecen en el entorno rural. Además trabajan con la meta puesta en que los jóvenes logren la autogestión de su propio ocio. En este sentido, aunque el equipo de voluntariado tiene la responsabilidad de acompañar a los 14 jóvenes que ahora participan en el programa, no les acompañan como tutores sino como compañeros de viaje. “Precisamente el programa busca eso, lograr espacios de ocio normalizados, de ahí que se gestione con personas voluntarias voluntarios y no con profesionales de la educación. Planificamos las salidas pero no está todo cerrado, no dejamos de hacer cosas sobre la marcha contando con la flexibilidad del grupo y las oportunidades que surgen en cada momento, añade Alejandro, convertido ahora en el veterano del equipo. Además, reconoce el equipo de voluntariado, los chicos-as no piden tanto una programación repleta de actividades como la posibilidad de estar juntos y disfrutar de su tiempo en compañía.
En estos años de experiencia Fundación Edes se ha volcado también en la formación del equipo de voluntarios, con el objetivo de ofrecerles herramientas y estrategias para desarrollar su función de la mejor manera posible. Con el tiempo también han perfeccionado el sistema de trabajo y la planificación y evaluación de las propias salidas. “Las planificaciones y evaluaciones son más objetivas, tenemos técnicas que nos permiten realizarlas con más rigor”, explica Yeray, quien no se lo pensó dos veces cuando el año pasado le propusieron ocuparse de la coordinación del proyecto.
Fundación Edes también tiene la vista puesta en la divulgación del programa para lograr la implicación de más personas voluntarias. Por eso, próximamente se desarrollarán charlas informativas en los centros educativos de la comarca con el objetivo de dar a conocer este proyecto de voluntariado. Es importante, explican los voluntarios, romper tópicos y que se sepa que para participar en el programa de Ocio y Tiempo Libre de Fundación Edes no hay por qué estar vinculado al campo de la educación, sino tener ganas de participar y colaborar con los demás. Lo explica muy bien Teresa, que en la actualidad ultima sus estudios en el instituto: “Me hice voluntaria porque quería invertir mi tiempo libre en ayudar. Prefiero estar aquí que en casa, pero eso no quiere decir que me quiera dedicar profesionalmente al mundo de la discapacidad, ni siquiera lo veo como una salida profesional ahora mismo”. De hecho, continúa Yeray, lo ideal sería que el equipo de voluntarios fuese “lo más diverso posible”. Porque al final, así es la vida real.