Número 54
Publicado el 16-11-2017
El acceso a la vivienda es un problema que a día de hoy es propio de las personas jóvenes. La precariedad laboral, la inestabilidad, la falta de formación, el alto coste de la vida… todas ellas causas suficientes para dificultar cualquier proyecto de vida independiente. Pero además en el caso de las personas con necesidades de apoyo se suma a todas estas dificultades las propias de su contexto social y familiar, la sobreprotección y la falta de apoyos específicos para dar paso a una vida adulta plena, a lo que habría que sumar características de la zona como son la dispersión rural y las dificultades para el desplazamiento. La dispersión reduce las oportunidades de las personas que no son autónomas en su desplazamiento, contribuyendo a reforzar la barrera a la incorporación sociolaboral, e imposibilitando siquiera contemplar la posibilidad de la búsqueda de empleo.
El desarrollo de la autonomía personal y la orientación hacia la vida independiente son dos de los aspectos fundamentales en la vida de las personas con diversidad funcional. Para lograr esta autodeterminación es necesario dotar al colectivo de las herramientas y capacidades con las que desenvolverse a lo largo de toda su trayectoria vital: destrezas que sirvan tanto en el contexto familiar, como social y laboral.
Debido a esta búsqueda para dotar de herramientas y potenciar las capacidades de las personas con diversidad funcional, la Fundación Edes pone en marcha el 16 de noviembre de 2016 un proyecto piloto de vivienda compartida en la localidad de La Caridad ya que en la zona noroccidental de Asturias existe un importante vacío en relación a proyectos que posibiliten una vida más autónoma y mejor autogestionada, que favorezcan la vida independiente de las personas con empleo y con necesidades de apoyo, y que posibilite a sus familias ver de forma menos estresante el futuro.
De esta forma cuatro jóvenes pertenecientes a alguno de los programas de la fundación conviven en el piso con una persona voluntaria que ejerce de persona de apoyo y de un profesional de referencia ayudándoles en todo lo necesario en la convivencia del piso. Previamente a la entrada en el piso estos jóvenes realizaron una formación teórica. Esta formación ha tenido un diseño centrado en la vida independiente y en las dimensiones del modelo calidad de vida (autodeterminación, relaciones interpersonales, bienestar material, desarrollo personal, bienestar físico, autodeterminación, inclusión social y defensa de derechos), una vez realizada esta formación teórica llegó la hora de poner en práctica los conocimientos entrando en el piso.
Tras estos primeros meses el resultado no puede estar siendo más satisfactorío, siendo significativos los avances en cuanto a autónomía, adquisición de responsabilidades, avances en las labores del hogar, convivencia con los compañeros….
Con este programa lo que se pretende es abrir las posibilidades de las personas con diversidad funcional ofreciéndoles a ellas y a sus familias un entrenamiento de una duración de dos años en las cuales los jóvenes puedan adquirir los conocimiento y habilidades necesarias para poder vivir independientemente en un futuro si ellos lo desean.