Número 60
Publicado el 16-10-2019
“El movimiento es vida. Aprender es el don de la vida. La vida es un proceso, mejorar la calidad del proceso es mejorar la calidad de la vida misma. Toda manifestación de la vida se expresa a través del movimiento. La manera adecuada de aprender a hacer cosas es aprender primero a aprender. No busco cuerpos flexibles, busco cerebros flexibles. Mi propuesta es devolver a cada persona su dignidad humana. El hombre ha sido creado para ser creativo y no para quedar fijo en repeticiones. El aprendizaje necesita ser lento, gradual y placentero. Si cambias la manera de moverte, cambias la manera de pensar.” M.Feldenkrais.
Desde la Oficina Galega de Outros Asuntos del Movimiento junto a la Fundación Edes, hemos basado la línea central de nuestro trabajo artístico este año en: el arte como salud, en cuerpos que dialogaran con el espacio desde el individuo al colectivo.
Comenzamos los talleres-ensayo en julio de este verano, trabajando los aspectos esenciales para experimentar “el ser creador que todos y todas llevamos dentro”. Hemos motivado nuestro pensamiento, nuestra acción y recogido recursos creativos que producen conexión y complicidad entre el grupo y que pueden ser útiles para el espectáculo, que es un medio más que un fin.
La escena, el arte escénico posee importante información para el aprendizaje holístico y trasbasa las barreras personales. Aporta luces sobre el comportamiento y ayuda a conocerse dependiendo de las situaciones y riesgos de lo que acontece. Es un feed-back entre dar y recibir. La preparación a escena produce un grado de alerta y concentración que pone en acción todo el cuerpo (fisica y psiquicamente). Mostrarse, que no demostrar, es valor en alza. Trabajamos analizando, observando y proponiendo pautas para convertirnos en espejos, de esta forma los roles pierden fuerza y brilla lo auténtico sobre lo forzado e impostado. La seducción de lo pequeño y sugestivo está presente en la escena baile. Las fortalezas se convierten en hipótesis y las debilidades en oportunidades. Partimos de que en la vida, llena de palcos, todos-as tenemos alguna discapacidad y la necesidad de comunicar.
La improvisación se dá echando mano a reglas, técnicas, memorias, reminiscencias, formas establecidas que aparecen espontáneamente cuando nos ponemos a crear, pero que es tan mágica que en ella existe la posibilidad de innovar, cambiar de rumbo, ir al caos, tomar una ruta nueva e inexplorada, renovar, deconstruir y hacer surgir algo que antes no habia. Se pone en funcionamiento el sistema parasimpático y los sistemas de la censura y el control se colocan a un lado. Por lo tanto también nuestro prefrontal se relaja y es como dejar paso al niño-a que todos-as llevamos dentro. El improviso no se asienta en el caos, auque le sirva, sino en la consciencia del presente y de una escucha integral de todos los sentidos.
El baile como juego que sintoniza sistemas cerebrales. Conecta percepción sonora y motora, se activan áreas sensoriales y de integración, memoria a corto y largo plazo, equilibrio, percepción auditiva y visual unidas, determinación del tiempo, y empatia o comunicación son algunos de los beneficios mas visibles del baile. Ayuda a sentirse cómodo en la apariencia física de cada quien, liberar endorfinas nos hace feliz. El baile no entiende de edades, destrezas, tallas o titulos. Abre un crisol de riqueza educativa con las diferentes culturas del mundo. De lo ancestral a lo contemporaneo. Es en si mismo una disciplina para la práctica y la teoria de toda la historia de la humanidad a través de este canal de la danza engarzado a la música de diferentes épocas y géneros. Concretamente en la Mariña y Occidente Asturiano todavia podemos disfrutar de los abandonados salones de baile que tienen toda la memoria de un ámbito relacional territorial, disfrutamos pues del amplio material didáctico para unidades curriculares educativas que muestra nuestra historia local conectada con la de otros paises.
El procedimiento que utilizamos versa en diversas dinámicas de juego como magma creativo para explorar nuestro cuerpo mobil. Es él quien habla, creando una pieza escénica e incidiendo en que todxs somos seres creativos, alumnado y profesorado en aprendizaje continuo y horizontal. Probamos diferentes ritmos de baile, integrando lo desconocido como posibilidad y oportunidad. Respetando cada diferencia como recurso para la fertilidad escénica. Músicas, canciones y bailes de los años 40 a los 80, lejos del mainstrean para asi descubrir otras sonoridades que agudicen la curiosidad. Todo ello desde una perspectiva coreográfica y de la danza libre.
Profundizamos en la escucha y memorias sonoras. Sumando elementos complementarios para el grupo, valorando las ideas de relación que aparezcan en las sesiones. Identificamos las propuestas que impactan, que motivan el consenso para hacer crecer al grupo. Nos adentramos en la poética del Estar, promoviendo las capacidades existentes y dejando paso a otras nuevas. Apoyamos gestualidades naturales que ayuden a vislumbrar elementos de la prosodia linguística-emocional, proceso cognitivo necesario para entender y expresar intenciones comunicativas además de la codificación y descodificación de las emociones. Entramos en la atencionalidad de los y las presentes, en el espacio, en el instante.
Están presentes valores como la cooperación sin competir, la responsabilidad, la igualdad frente a la jerarquia. La contemplación y la admiración como asignatura de lo diverso, la aceptacion del respetuoso contacto corporal, velar nuestro ego, anular el juicio y dar paso al silencio o la espera, son piedras angulares. Ganchillar creatividades para la escena no nos hace mejores a nadie, sino mejores personas cada dia en busca de esencias primordiales.
En Inclusiones 19 se abre la puerta del arte como bienestar social donde lo poético produce mayores sinapsis neuronales al percibir estimulos más elaborados, donde la música y la danza nos convierten en cuerpos inteligentes, en comparación con otras expresiones neutras.
Ugia Pedreira- Marina Oural.
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