Ir al contenido

“Todo lo que sé profesionalmente lo aprendí como voluntaria”

Publicado el 02-11-2013

La veigueña Leticia Cotarelo entró en contacto con Fundación Edes hace siete años. Su amigo Rubén Llenderrozos, entonces también voluntario, la convenció para que probara la experiencia del voluntariado y ella, que estudió Magisterio por Educación Especial y Pedagogía, decidió hacerle caso. Desde abril trabaja como cuidadora en el colegio Edes y por eso ha decidido cerrar su etapa en el programa de voluntariado. En esta entrevista cuenta cómo fue su primera vez y qué le ha aportado la experiencia.
EDES. ¿Cómo te animaste a probar?
LETICIA COTARELO. Entonces estaba estudiando Educación Especial y Rubén me animó a probar. Yo no conocía nada de Edes, sólo que él estaba de voluntario. Vine un verano a probar, me gustó y me quedé.
E. ¿Qué recuerdas del primer día?
L. C. Muchos nervios porque no sabía lo que me iba a encontrar. El campo de la discapacidad lo conocía por las clases pero no había tenido ningún contacto directo. De hecho, yo no iba a estudiar Educación Especial, iba para Psicología pero no entré a la primera y cuando me cogieron ya estaba matriculada en Magisterio así que no cambié. Fue un poco de rebote, quizás el destino, pero no me arrepiento de nada. La primera vez que pisé Edes fue en verano, estaban con el centro de ocio y me acuerdo que me trajo mi madre con la idea de quedarme sólo por la mañana. A la media hora ya la llamé para decirle que me quedaba todo el día. La verdad es que desde el primer momento me sentí muy a gusto.
E. ¿Por qué lo dejas ahora?
L. C. Porque estoy trabajando aquí y es importante diferenciar, no se puede estar en los dos sitios porque los chavales tienen que tener que mantener la distancia entre su tiempo de ocio y su tiempo de colegio. De todas formas voy a seguir vinculada a ellos porque los veré a diario.
E. ¿Qué te aportó el voluntariado?
L. C. Es una experiencia de vida diferente a todo. Ilusión, amistad…te aporta muchas cosas siempre y cuando tengas ganas y creas en el programa. En mi caso, todo lo que sé profesionalmente lo aprendí como voluntaria.
E. ¿Cómo animarías a otras personas a probar?
L. C. Tienen que creer en el proyecto y mientras tengan ganas a ilusión todo va a salir bien. Es una experiencia muy enriquecedora que te permite vivir muy buenos momentos, también alguno menos bueno, pero que merece la pena. Lo que es importante es que lo conviertan en su ocio y que estén convencidos. En el momento en que sea una obligación ya no van a disfrutar ni lo van a hacer bien. Para ser voluntario hay que tener claro si te compensa o no, a mi si y no me arrepiento.
E. ¿Qué fue lo que más te sorprendió de todo lo aprendido?
L. C. La discapacidad es tan amplia… no hay dos personas iguales. También sorprenden mucho las trabas que les pone la sociedad a las personas con discapacidad, desde una barrera arquitectónica a comentarios que escuchas. A veces te impacta y te cabreas con el mundo, pero hay que seguir saliendo y trabajando en la normalización.