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COVID 19: Más allá del protocolo

Publicado el 14-10-2020

No esperábamos vivir una pandemia y no está siendo  fácil. Vivirla desde la discapacidad intelectual es igual de difícil. No queda otra que seguir articulando apoyos a las nuevas necesidades que surgen y apoyos personalizados. 

Todas las personas deberemos seguir los protocolos y medidas sanitarias.  Pero más allá de las nuevas normas sanitarias necesitaremos seguir CUIDÁNDONOS, unas a otras, física y emocionalmente.  

Lo escribimos en mayúsculas porque puede ser fácil perderlo de vista, dejar  que el miedo dirija nuestros pasos, preocuparnos solo por este virus casi desconocido y olvidar lo complejo del ser humano, lo complejo del desarrollo de las personas, especialmente en la infancia, y del planeta que habitamos.

Poner el miedo y el temor en el centro, por el contrario, puede llevarnos a escenarios bien distintos. Sin darnos cuenta, sin tomar conciencia hablamos de “culpables”, de responsables de los contagios… y de repente nos olvidamos que nadie se enferma porque quiere, y mucho menos los y las niñas, que tantas limitaciones y aislamiento llevan soportado en esta pandemia.

Dejar que el miedo nos organice puede generar prejuicios y más discriminación, lo mismo contra lo que luchamos.

Aristóteles decía: “Enojarse es fácil. Enfadarse con la persona adecuada en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto; eso sí que es difícil”.

Nosotras, las familias y profesionales,  que tenemos la responsabilidad del desarrollo de nuestros hijos e hijas, familiares, alumnado, vecindario, comunidad… tenemos que ser conscientes de ello, y tratar de acompañar este proceso desde la confianza y el ánimo, nunca desde el reproche y la sobre-carga de responsabilidad. 

Conocemos una parte del virus y sus principales canales de trasmisión.  Sabemos que es una infección respiratoria; por eso es necesaria mascarilla, distancia social, ventilación, aire libre, limpieza de manos continuada  y reunirnos en círculos de pocas personas.

Pero esto son “solamente” medidas para evitar la propagación de un virus que no podemos eliminar de momento de nuestras vidas. Ni las medidas, ni el miedo deben convertirse en el centro de nuestras vidas. Nuestros menores se lo merecen, no les contagiemos el miedo,  contagiémosles el deseo de aprender, el afecto, la responsabilidad, la empatía, la comunicación, el juego, la amistad… desde un entorno emocionalmente seguro.

El medio rural y la naturaleza son grandes aliados en estos momentos  y permiten un aire más limpio, unos lazos con la tierra, una alimentación saludable…  imposibles en otros espacios. Que nuestros menores  lo sepan y se sientan orgullosos de habitarlo.