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El tiempo libre como espacio de integración social

Publicado el 08-01-2014

Aunque cada año son nuevas las personas y las experiencias que se dan la mano en los espacios de ocio y tiempo libre de fin de semana, los aprendizajes y las necesidades son las mismas. Por un lado, jóvenes con diversidad funcional que crecen en autonomía y autoestima; por otro jóvenes comprometidos con la inclusión social de todas las personas y, por ambas partes, muchas, muchas ganas de aprender y divertirse.

Después del verano enseguida empiezan las preguntas: ¿Cuándo empiezan las “salidas” con los voluntarios?, ¿Ya quedaron los voluntarios para preparar este curso? o ¿A dónde vamos a ir este mes? Detrás de esta motivación y aparente diversión cada persona encuentra, descubre y construye aprendizajes para la vida.

El equipo de voluntariado es el canal que, con el apoyo y seguimiento de Fundación Edes, planifica, ejecuta y evalúa todo el proceso. Y es aquí, desde la motivación de unos y el compromiso de otros, donde se entrelazan y se tejen los aprendizajes. No cabe duda de que las actividades de fin de semana en la comunidad promueven el desarrollo personal y son el espacio perfecto para desenvolverse fuera del colegio y la familia, convirtiéndose en espacio de crecimiento personal en el que poner en la práctica real todos esos aprendizajes que adquirimos en el colegio y la familia: manejar el dinero, comprar un billete de autobús, tomar algo con los amigos, dormir fuera de casa, preparar la maleta… o simplemente pasear y reivindicar su derecho al ocio. No en vano, el tiempo libre es un ámbito más de integración social.

Es fundamental resaltar el sentido educativo del ocio, concepto que ha acompañado al programa desde sus inicios. Este espacio supone para cada persona una experiencia vital e intensa que le permite participar activamente, generalizar aprendizajes y  desarrollar diversas competencias (la social y ciudadana, la de conocimiento e interacción con el medio que nos rodea, y sobre todo la autonomía e iniciativa personal).  

Este año el equipo de voluntariado ha estado compuesto por ocho personas y diversas han sido las actividades en las que han participado los jóvenes a partir de sus intereses : fines de semana de escapada en casa rural y otros en entornos urbanos como Oviedo, tardes de cine, visitas a villas de la comarca... La prioridad es que las actividades se desarrollen en la comunidad y utilizando sus recursos. Como colofón al verano se desarrolló un campamento en Cantabria para disfrutar de la convivencia, la playa, la  naturaleza y seguir viviendo nuevas experiencias en nuevos entornos.