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Número 51

Publicado el 19-05-2017

El paso del tiempo, las relaciones creadas, los lazos y las redes que se tejen, avalan que fue un acierto.

Para entender lo que les queremos contar hoy, le vamos a pedir un ejercicio previo: cierre los ojos, imagínese una tarde cualquiera, rodeada de las personas que le hacen la vida más agradable, de los amigos de toda la vida, de esas personas con las que comparte y ha compartido risas, buenos momentos, fiestas…. Y ahora trate de pensar, su vida sin ellos y ellas. ¿Cómo se queda?

Dar respuesta a esta cuestión es lo que venimos tratando de hacer desde hace años en la Fundación Edes a través de programas de ocio y tiempo libre.

El tiempo de ocio, es fundamental para cualquier persona, más allá de las capacidades que cada quien tenga para disfrutar de él con autonomía o con apoyos. Es claramente un tiempo que, además de disfrute, nos revierte grandes aprendizajes y experiencias vitales para las demás esferas de la vida, especialmente de cara a la vida adulta.

Entendemos el tiempo libre como el espacio natural en el que se ponen en juego los valores y actitudes que tenemos interiorizados y el espacio en el que adquirir y conocer otros nuevos. Es el espacio entre iguales en el que se reafirman, desechan y negocian, las actitudes y valores aprendidos en los entonos más cercanos a cada persona (familiares, escolares, laborales)  y/o se aprenden  nuevas actitudes, valores y formas de relación que irán conformándola.

Es además un tiempo que durante años se les ha venido negando al conjunto de las personas con discapacidad, y cuando no ha sido negado, ha sido acompañado por personas de los círculos más próximos a la persona con discapacidad: la familia y las personas profesionales, que de una forma u otra, las apoyan.

En Fundación Edes hemos querido generar respuestas diferentes, ampliar las experiencias y generar nuevas oportunidades de aprendizaje y diversión a través de los programas de ocio. Al tiempo, partíamos de la base de que los apoyos en este contexto tenían que venir de la mano de personas que, de forma altruista, solidaria, comprometida y desde la más absoluta libertad, quisieran liderar este reto: las personas voluntarias.

Gracias a ellas se garantizan las relaciones no pagadas, relaciones ricas en emociones, sentimientos, amistad e igualdad.

Han pasado ya casi 16 años desde que se apostó por este modelo y el paso del tiempo, las relaciones creadas, los lazos y las redes que se tejen, avalan que fue un acierto. Aún

así, es hoy una realidad, que el libre acceso al tiempo de ocio, a espacios de la comunidad, a la participación social, es un derecho negado para muchas personas con discapacidad.

Por eso no queremos dejar de reconocer y agradecer la importantísima contribución que cada persona voluntaria hace a la vida de cada persona con discapacidad y al conjunto del colectivo.

 

Para cerrar este artículo y esta nueva ventana que se abre ante el nuevo curso escolar, Si el ejercicio inicial no le ayuda a hacerse una idea…. Revise sus contactos de whatsApp… descarte a familia y compañeros de trabajo o estudios… ¿Quién le queda?...Pues eso!

 

Poesía  

Eres un libro abierto sin fin de palabras,

eres el árbol del olivo tocando en mi ventana,

son esos silbidos que me llegan al alma,

pensando en ti tengo mi vida llena de esperanza

Pablo GarcíaLastra (La Grandela)