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Si tú no confías en mí ¿de qué sirve tanto esfuerzo?

Publicado el 11-04-2022

¿Alguna vez hemos oído o utilizado la expresión “somos animales sociales”? pero… ¿Qué queremos decir con ella?
Todas las personas, tengan discapacidad o no, necesitan las mismas cosas, aceptación, cariño, respeto, sentirse parte de algo, y eso, se consigue viviendo en grupo. Nos sentimos queridas si alguien nos quiere, escuchadas si alguien nos escucha, respetadas si alguien nos respeta y así con todos los valores. Nosotras somos el apoyo de alguien y alguien el nuestro, así se van construyendo los autoconceptos, y fortaleciendo las autoestimas sintiéndonos útiles, valoradas y capaces.
Cuanto más importantes nos sentimos para alguien, más importante se hace esa persona para nosotros y esa es una necesidad instintiva, básica para sobrevivir, para sentirnos bien, para desarrollarnos con personas. A veces, las personas con discapacidad nos desvelen que, aunque saben que sus familias les quieren no se sienten apoyadas y en ocasiones, se sienten una carga cuando cuentan aspectos íntimos sobre ellas y sobre su vida, eso puede ser porque en este mundo sofisticado y competitivo, a veces nos parece que lo que nos dicen o hacen es simple y no le concedemos importancia o valor, no nos damos cuenta de lo que les cuesta llegar a cada reto o desafío que la vida pone porque para nosotros es natural, sencillo o rutinario y sin querer, hasta le quitamos importancia generando un sentimiento de derrota, en el que pueden llegar a pensar…”si tú no confías en mí, ¿de qué sirve tanto esfuerzo? ¿para qué seguir adelante?” Todas necesitamos que valoren el esfuerzo y no solo el resultado final, que muchas veces está sujeto a nuestras expectativas y no a las del acto en sí.
No basta con sentirnos seguras de lo mucho que queremos a alguien, hay que hacérselo llegar de manera que la otra persona lo perciba, y ello, sólo va a ser posible si somos capaces de generar interacciones extraordinarias, intensas, significativas y profundas.
Si queremos conectar con otras personas tenemos que revisar nuestra forma de expresarnos, trabajar la cercanía, si no sabes cómo hacerlo, aquí exponemos una serie de recomendaciones:
• Comparte habilidades y conocimientos, da tu perspectiva, que no es mejor ni peor, solamente es una perspectiva
diferente.
• Escucha con calidez. Sé tú misma, genuina. Hazle saber a la otra persona que está siendo escuchada, tanto verbalmente como a través del contacto visual, la sonrisa y el lenguaje corporal.
• No juzgues, da valor a aquello que la persona siente y piensa, porque es lo que la persona experimenta en esos momentos. No cuestiones los sentimientos, recógelos.
• Esfuérzate por que la interacción sea lo más natural posible. Cuida tu actitud, el espacio físico, el momento, el tono de voz, etc.
• Intenta que la conversación no esté basada únicamente en problemas y soluciones. Sencillamente escucha, comprende y acompaña.
• Actúa con conciencia, notando lo que experimentas y se valiente expresando amabilidad, amor y transparencia.
• Comparte historias dolorosas, errores, pérdidas, vergüenzas, etc. (autorrevelaciones). La vulnerabilidad no es lo que nos diferencia, es lo que nos une.
Las relaciones entre las personas giran en torno a aquello que da sentido a la vida, generan relaciones extraordinarias y es importante cuidar los detalles como el lenguaje corporal, el contacto visual y la sonrisa porque así es como podemos hacerle saber a la persona que nos interesa quién es, y lo que está sintiendo su corazón. Una buena comunicación proporciona una caricia en el alma que no se ve, pero se siente.